
A pesar de ser un certamen aún primerizo y siendo esta su sexta edición, los premios Gaudí se han convertido en referente para la industria del cine catalán, que ya siendo por su rigor, su controversia o su estilo acaba acaparando la atención de los profesionales del sector, espectadores e incluso los políticos, que como en todos los aspectos, siempre buscan la manera de hacer un bien queda, por eso que predican de que la cultura es importante y se debe proteger, otra cosa es que lo hagan o que como otras muchas cosas, queden sobre papel mojado.
No debería de ser así, pero empiezo mi columna haciendo alusión a la espantada de los trabajadores de TV-3 que decidieron que en motivo de la huelga convocada para hoy no trabajarían para la retransmisión del evento, demostrando así que el cine de nuestra casa no es lo que más les importa, y que quizás resulta más complaciente manifestarse para defender sus puestos de trabajo y sus condiciones laborales. Aunque esto depende mucho de la manera como se entienda la cultura audiovisual, unos la viven y otros viven de ello. Las dos opciones muy respetables.
Muy aplaudible el trabajo de todos los profesionales de La Xarxa de televisiones locales catalanas que en tiempo record diseñaron toda la cobertura del evento para poder emitir la gala por sus canales y que así los televidentes pudiesen seguir de igual manera la noche del cine catalán. Curioso que hasta en este punto y debido a las situaciones, jamás se haya contado con este equipo que ha demostrado profesionalidad y compromiso con la causa. Me gustaría que esto no quedase aquí y que en las próximas ediciones también se le de algún tipo de protagonismo a dicho canal.
Muy buena presentación de Àngel Llàcer y muy sobrante el micrófono, pues se lo escuchaba de igual manera sin él, tonto alto, despierto y como siempre un tanto controvertido. Quedo raro que se confiese que nadie quería presentar el evento y que por petición deIsona Passola, presidenta de la Academia de cine catalán aceptase. Nos quedaremos con las ganas de saber si es verdad o si forma parte de la otra realidad, al igual que el baile inicial con Aina Clotet, guapa y siempre joven o la entrada en escenario de Mònica Terribas y Jordi Basté cogidos de la mano y uniendo cadenas, frecuencias y franjas horarias.
Después del desplante de la televisión pública y sabiendo que los temas de la independencia y la corta economía estaban demasiado sobados en los discursos pensé que la gala sería llana y sin sorpresas pero no.
Albert Serra maquillado como un payaso de circo e intentando hacer algún tipo de gracia con un posado serio, a la vez que ridículo, dijo en tono jocoso que los actores de la Academia deberían de estar en Guantánamo, que lejos de recibir aplausos, fue comentado en el patio de butacas como algo negativo y dicho en el escenario minutos más tarde por Eduard Fernández, recordando que hay cosas que mejor no decirlas y menos si carecen de gracia alguna.
La presencia de las autoridades quedó en un segundo plano y se evitaron las bromas y chascarrillos que fuesen más allá de lo permisible y que dejase de nuevo el evento como algo sensacionalista y no plenamente cultural.
Tampoco se hizo alusión a estos temas en la mayoría de los discursos de los premiados y se centraron en agradecer al equipo, a la gente y a todo el mundo la implicación y la aceptación de su gran sueño y que ahora es toda una realidad, muy típico.
Isona Passola en su discurso como presidenta de la Academia comentó temas muy generales y no entró en valoraciones pantanosas, más allá de comentarios cortos sobre la industria cinematográfica, pero si cargando contra los trabajadores de la televisión catalana, los cuales tachó de ir en contra de los Premios Gaudí y no en contra de la empresa para la que trabajan.
Sorprendió mucho la conexión con Guardiola, que mostró un acento catalán muy peculiar y que suscito muchos comentarios entre los tuiteros que iban comentando la gala y lo llegaron a comparar conLluís Llach.
El ritmo de la gala empezó muy dinámico y rápido, pero se fue pausando el ritmo a medida que iba avanzando la entrega de premios y acabó siendo un tanto pesado y deseoso de poner el punto y final.
Los premiados fueron un tanto monótonos, poco repartidos y con pocas sorpresas, a pesar de ser merecidos y con honores suficientes como para llevarse a casa las estatuillas de la noche del cine de habla catalana.
A pesar de ser una gala alternativa, sin grandes discursos y con hechos poco loables se consiguió el principal objetivo de la noche que era recuperar la buena imagen del evento y alejar a esta de las opiniones políticas las cuales marcaron la atención de las anteriores ediciones.
La cultura, el audiovisual y los artistas y profesionales del sector fueron los protagonistas y se demostró que con pocos recursos pero con muchas ganas se pueden hacer excelentes trabajos.

0 comentarios :
Publica un comentari a l'entrada