La expectación sobre el regreso de Jordi González y la vuelta del aclamado debate de Gran Hermano despertó la curiosidad de muchos, a lo que se sumó sin duda el morbo por conocer a fondo la historia del triángulo amoroso entre Omar, Lucía y Paula.
Como novedad se diseñaron cuatro gradas de tertulianos, los cuales deberían de ir comentando todo lo que fuera sucediendo en la casa. Una primera grada compuesta por la generación GH, gente de entre 18 i 22 años, los cuales han nacido viendo el reality, una segunda con los veteranos, donde se incluían la verdadera esencia del programa, entre ellos Carmen Alcayde, Belén Ro y etc. Por otro lado, una tercera grada con ex concursantes del reality y por último, la cuarta grada compuesta por la gente que a través de las redes sociales iba comentando las novedades de dicho programa.
La idea de definir el perfil de los contertulios no me parece mal, es más, aplaudo que se busque la variedad teniendo en cuenta el sexo, edad y preferencias a la hora de opinar. Pero de esta buena idea se ha acabado haciendo un amasijo de gente apelotonada rogando y suplicando poder decir una frase que le diese su minuto de oro en esta primera noche tan codiciada.
De hecho des del primer minuto, los que seguimos frecuentemente el programa ya sabíamos quiénes eran los que iban a tener la voz cantante, más que nada por la experiencia y las tablas en plató, pero teniendo en cuenta esto no entendí otras muchas cosas de gente que se sentaba en las codiciadas gradas.
Mi nivel de enfado empezó cuando Jordi González preguntó al joven realizador Brays Efe, y que estaba sentado en la grada junior, por el triángulo amoroso de la noche y el soltó un ‘no tengo nada que decir’, ¿Perdona? ¡Cómo no vas a tener nada que decir si el debate rodó todo el rato sobre ese mismo tema! Allí quise morir de rabia y más sabiendo que yo o cualquier otra persona hubiese aprovechado la oportunidad, porqué no es por nada, pero el tema daba muchísimo de sí.
Luego siguió mi rabia contenida cuando en esta misma grada vi a dos hermanos que por saber, no sabían ni los nombres de los concursantes de la casa. Que yo me pregunto, ¿tanto cuesta entrar un rato en una web y quedarte con unos mínimos?
Del resto de gradas es cierto que hubo gente que no hablo y cuando lo hizo fue para decir auténticas absurdidades, pero al ser personas conocidas o ex concursantes, puedo llegar a perdonarles. De hecho, y antes de que lo adivinéis vosotros, puedo deciros sin ningún tipo de vergüenza que miré el debate con cierto rencor por el hecho de que no me llamarán para ir a trabajar, pero por lo visto ir con una sudadera de elefantes y jirafas, todo acompañado de unas bambas, pues gusta más.
Por otro lado, la dinámica del concurso me pareció muy correcta, un excelente Jordi González y muy buenos descubrimientos en las gradas, pasando por Lidia Torrent, el mítico Miguel Frigenti oNagore Robles. Y cómo no, seguimos disfrutando de la Alcayde, Belén Ro y del misterioso Antonio Sánchez-Casado, que solo aparece cuando empieza el movimiento en Guadalix, el resto del año se esconde y se va, como esta columna que aquí tiene su fin...
Postdata, dejo mi móvil encendido por si llega la llamada de los directores del Debate, ¡pues yo si tengo cosas que decir!
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