21/5/14

Leones en el plató

Las noticias, las exclusivas, las imágenes y los vídeos pueden llegar a ser hirientes según lo que muestren o den a entender a los espectadores, pero según cómo se vea no es lo peor que se puede echar en cara.
El martes por la tarde mientras merendaba, pude ver cómo Jorge Javier Vázquez buscaba a una voluntaria entre la grada para entregar un ramo de flores a Rosa Benito, que se encontraba acomodada en un camerino adecuado para la ocasión, y que aclaró que solo era para la ocasión debido a que ella no dispone de estos lujos dentro del canal.
Hasta el momento todo iba bien, pero se armó el escándalo cuando el presentador dio paso a la señora del público que, sin quererlo, se dirigió a Mila Ximénez como 'la señora Santana', a lo que la contertulia respondió con griteríos e increpaciones y que poco a poco se fueron repartiendo entre las dos partes.
A los pocos minutos la directora del programa pidió paso a Vázquez para advertir personalmente a la colaboradora y recordarle que no piensa admitir insultos ni faltas de respeto hacia las personas que acuden como público al programa y que, por lo tanto, no forman parte del 'show' y las historias que se tratan en el formato de lastardes de Telecinco.
Ante esta situación y al ver la rápida reacción de la directora pude ver que se trataba de un tema más serio que una simple discusión entre colaboradores o un comentario desafortunado sobre el personaje que está en ese momento en la palestra.
Y lejos de posicionarme al lado de la periodista o de la mujer anónima, genero una reflexión que va mucho más allá. ¿Hasta dónde deben de exponerse los personajes televisivos? Y, ¿hasta qué punto están obligados a tragar y no responder? De las dos preguntas desconozco la respuesta, pero sí que reconozco que no se contempla con justicia la relación que deben de tener los televisivos frente a la opinión pública.
Tampoco me parece justo que todo se pueda decir por el simple hecho de que se trate de una personalidad famosa, puesto que el anónimo siempre dispone de más información del famoso que este de la persona de la calle.
Entonces, frente a este desajuste me parece impropio que se busque la opinión de personas ajenas, cuando estas no van a poder recibir la réplica debido a que nunca será justo y visto con buenos ojos por parte de los demás.
El público manda y aunque no guste se le tiene que respetar y querer, pues son los que te ven y te dan de comer y eso no se debería de olvidar porque si eso pasa se apagan los focos y las cámaras y todos vuelven a sus casas.
Los famosos son personas muy específicas y que forman parte de un grupo muy reducido, pero el público es infinito y este, aunque no lo parezca, tiene el poder ante todo personaje, programa o canal de televisión, tanto público como privado.

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